domingo, 14 de septiembre de 2014

Mirar con Fe al Crucificado


La fiesta que hoy celebramos los cristianos es incomprensible para quien desconoce el significado de la fe cristiana en el Crucificado. ¿Qué sentido puede tener celebrar una fiesta que se llama “Exaltación de la Cruz” en una sociedad que busca apasionadamente el “confort” la comodidad y el máximo bienestar? ¿Cómo es posible seguir todavía hoy exaltando la cruz? 

Cuando los cristianos miramos al Crucificado no ensalzamos el dolor, la tortura y la muerte, sino el amor, la cercanía y la solidaridad de Dios que ha querido compartir nuestra vida y nuestra muerte hasta el extremo. No es el sufrimiento el que salva sino el amor de Dios que se solidariza con la historia dolorosa del ser humano. No es la sangre la que, en realidad, limpia nuestro pecado sino el amor insondable de Dios que nos acoge como hijos. La crucifixión es el acontecimiento en el que mejor se nos revela su amor

Descubrir la grandeza de la Cruz no es atribuir un misterioso poder o virtud al dolor, sino confesar la fuerza salvadora del amor de Dios cuando, encarnado en Jesús, sale a reconciliar el mundo consigo. En esos brazos extendidos que ya no pueden abrazar a los niños y en esas manos que ya no pueden acariciar a los leprosos ni bendecir a los enfermos, los cristianos “contemplamos” a Dios con sus brazos abiertos para acoger, abrazar y sostener nuestras pobres vidas, rotas por tantos sufrimientos. 

En ese rostro apagado por la muerte, en esa boca que ya no puede gritar su indignación por las víctimas de tantos abusos e injusticias…, Dios nos está revelando como en ningún otro ges-to su amor insondable a la Humanidad. Por eso, ser fiel al Crucificado no es buscar crucesy sufrimientos, sino vivir como Él en una actitud de entrega y solidaridad. Esta fidelidad al Crucificado no es dolorista sino esperanzada. A una vida crucificada, vivida con el mismo espíritu de amor con que vivió Jesús, solo le espera Resurrección. 

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